domingo, 9 de noviembre de 2014

CUANDO LOS PADRES TIENEN UNA VENDA

Muchos padres no admiten que a sus hijos, aún cometiendo faltas muy graves, se les aplique la normativa, a pesar de estar respaldada por los respectivos decretos de las distintas comunidades autónomas y de que las normas de conducta o convivencia hayan sido elaboradas con la participación efectiva de todos los sectores de la comunidad educativa y aprobada por los consejos escolares. Para estos padres cualquier límite o sanción que se quiera imponer a sus hijos es percibido como una afrenta y están dispuestos a no consentir que sus hijos sean recriminados o cumplan una sanción merecida, llegando incluso a la denuncia.

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Si bien estos padres no constituyen una mayoría, ponen en evidencia un fenómeno preocupante. Tampoco el resto de padres apoya explícitamente la adopción de normas necesarias a no ser que sean sus propios hijos los que están sufriendo las consecuencias de las actuaciones de estos alumnos.

Estas situaciones pueden incluso dar lugar a denuncias infundadas ante el juzgado. Cuando existe de por medio una denuncia, estas se dilatan en el tiempo, por la propia naturaleza del procedimiento judicial o administrativo. Y aunque salga absuelto, después del proceso judicial, o incluso aunque no se llegue a incoar expediente, nadie le puede quitar esos días de angustia; cuando a los padres les ha salido “gratis”.

¿Qué sucede cuando se demuestra que la denuncia y las acusaciones que se hacen al docente no se sostienen? Nada. Los padres no reciben ninguna reconvención ni sanción que les enfrente a la irresponsabilidad de sus actos. Bueno sería dejar reflejado como una norma más del centro la posibilidad de que desde el Consejo escolar se lleve a cabo también una reconvención de estas actitudes de los padres contrarias a la convivencia.

Inmaculada Suárez Valdés
Memoria Estatal del Defensor del Profesor. Curso 2012-2013

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